miércoles, 9 de septiembre de 2009

La búsqueda de tu jardín


Hace tiempo vengo diciendo que me quedaba pendiente publicar cómo fue la busqueda de un jardín para Valen, cuando su neurólogo indicó o sugirió su pronta incorporación a un jardín para que pudiera estar con otros niños de su edad.

De más está decir que no fue fácil esta búsqueda y está de más decir también que desgraciadamente nuestra lucha es historia y vivencia de muchas otras mamás de niños especiales. Especialmente con niños con TGD, ya que por experiencia propia sé y me han demostrado que con otras discapacidades se tiene más compasión a la hora de integrar.
Acerca del TGD lamentablemte se sabe muy poco, hay mucha desinformación sobre el tema y mucha ignorancia y las autoridades o maestras de una institución, colegio o jardín ante este "problema" que se les presenta cuando tocamos su puerta solucionan todo con un NO rotundo. Un doloroso NO rotundo.
He escuchado a lo largo de mi recorrido por muchos jardines cantidades de excusas discriminatorias hacia la dificultad de Valen. Acaso no podían ver lo mismo que yo?, que Valentín era un niño puro amor y dulzura, colmado de sonrisas y carcajadas?. Evidentemente no. Para ellos el hecho de que mi hijo tuviera TGD no especificado significaba una traba importante y decisiva para negarle un lugar.
Para áquellos que no saben vivo en plena capital federal, en un barrio en donde lo que abundan son colegios y jardines maternales. Basta hacer un par de cuadras en cualquier dirección para toparte con uno o con otro.
Recuerdo que primero llamé a siete, uno por cada dia de la semana. En todos pregunté si tenían integración y tomándome mi tiempo les expliqué el por qué mi hijo necesitaba asistir con una maestra integradora y la discapacidad que tenía. En algunos de estos bastaba que les diga TGD para decirme: "sí, sabemos de que se trata, pero no disponemos de la gente y el personal capacitado para llevar a cabo la educación de un nene con esta clase de problemas".
En otros el caso era distinto, pues no sabían lo que era el TGD y cuando en mi explicación relacionaba estas siglas con la palabra Autismo obtenía la misma respuesta que los anteriores. Asi que sin bajar los brazos, como de costumbre, seguí buscando y golpeando puertas.
Fuí personalmente a otros tres: me di cuenta que los de monjas son los peores, y que Dios me perdone, pues soy sumamente creyente y fui todo el jardín, primaria y secundaria al mismo colegio católico, de donde tengo los mejores recuerdos de mi vida. Pero en este caso volví a ver como se me cerraban las puertas allí también. Lugares en donde se manejan con doctrinas y una moral y una pila de valores que me fueron inculcados todos esos años. Pero a la hora de ir a pedir una vacante para mi hijo estas tres cosas fueron hechas a un lado. Y con un simple "no, acá no hacemos esas cosas" me daban vuelta la cara de una manera despectiva.

Seguí caminando y llamando.

Fui a otros tres, en uno me dijeron que aceptaban niños con dificultades pero sin integradora, porque ellos mismos manejaban todo este tema. Me pareció interesante (porque todavía no era consciente de los beneficios y de lo positivo de que fuera con una integradora para él solo) así que solicité entrevista y me dijeron que me tomaban los datos pues la directora se habia ausentado unos días y que cuando retomara las actividades me iba a llamar. Muy confiada le dejé los datos y esperé mientras llamaba a otro jardines. Y seguí esperando y esperando y esperando y nada. Volví a llamar un día y hablé con la directora, me dijo que no me tenía registrada en ningun lado pero que igual no me podía dar entrevista porque la vacante por niño integrado para la sala que quería para Valen ya estaba ocupada, le dije: "y para el 2009 para una sala de un año menos que mi hijo (es decir, en vez de sala de 3, sala de 2)?", hubo un silencio, al final contestó: "no, tampoco... Bueno, buenas tardes..." y me colgó.

Recuerdo uno en particular por la impotencia y bronca que me generó: llamé a un jardín que me habian recomendado por tener integración que quedaba cerquísima de mi casa. La primera vez que llamé no dije que Valen tenía problemas (quería ver que pasaba) y me dijo que me tomaban los datos y que me llamaban para concretar una entrevista; bueno, así lo hice. A la semana como no recibí respuesta volví a llamar, esta vez diciendo la discapacidad que tenía Valentín; me dijeron que lo lamentaban pero que no habia vacantes disponibles, ni para sala de 3, ni para sala de 2 porque eran muchos nenes y uno más con integracion no podían aceptar y que ni siquiera iban a abrir la matriculación para otros chicos de afuera, porque desbordaban ya de nenes y que todos ellos habian sido rematriculados para el año siguiente. Dije: "Bueno, está bien, siendo así sigo buscando". No habían pasado ni tres días que me volvieron a llamar del lugar, pensando que hablaban con la mamá que había llamado la primera vez, o sea yo, y me dijeron: "Ud llamó para anotar a su hijo en el jardín para el año que viene?"; "Sí", contesté yo; me dicen: "bueno, porque queríamos ofrecerle una entrevista para la semana entrante, para que conozcan el lugar, charlar un poco y ya reservarle la vacante"; dije: "pero como?, no era que no habia vacantes, que no tenían lugar??"; me contestan : "no, no es así, por qué dice eso?"; contesté: "porque yo llamé por una integración hace dos días y esa fue la excusa que me pusieron para no aceptar a mi hijo". No sabían qué decirme!! y yo con una bronca inexplicable les grité : "dejá no te preocupes, para que mi hijo esté en un lugar en donde se lo considera un estorbo para los demás prefiero que pierda el año."

Seguí buscando, metiéndome en internet, bajándome guías de colegios por zonas, ya no buscando en mi barrio, sino en zonas aledañas, o en donde fuera. En todos lados recibía distintas respuestas pero todas llevaban a lo mismo:" No".

Cansada y super angustiada, entre el diagnóstico reciente de Valen que todavía retumbaba en mi cabeza, sumergida en mil por qué, en noches de insomnio, ya no sabía qué esperar y empezaba a pensar que todos los jardines eran iguales a la hora de incorporar o integrar, o que integraban de la boca para afuera, pero puertas adentro la historia era distinta.
Con ese ánimo ,un día, ya frustrada, llamé a un último jardín que quedaba en una zona aledaña a la nuestra y una vez más me tiré a la pileta sin saber con qué me iban a salir para decirme una vez más: "No, aquí no".

Así llegé al Nuevas Lunas... y ahí empezó otra historia colmada de comprensión y amor... historia que merece otra entrada aparte...