Este 2 de Abril, Yo elijo, una vez más, Ser Feliz. |
Creo que el momento que más recuerdo en estas fechas es el dia en que me confirmaron tu diagnóstico. Digo confirmaron, porque yo ya sabía que algo andaba mal y me sumergí a investigar días enteros buscando información de aquello que podías llegar a tener y todo me llevaba al mismo diagnóstico, y aquel 5 de mayo del 2008 me lo confirmaron: “mamá, Valentin tiene TGD no especificado”. De ahí en más solo escuché los “no” y “nunca” que salieron de la boca del profesional que te evaluó: puede ser que nunca llegue a hablar, que nunca se adapte a una escuela común, que no haga amigos, etc,etc .
Mucho más no me acuerdo. Pero tengo grabado en la memoria la caminata desde el consultorio hasta el colectivo que nos llevaría de vuelta a casa, los dos tomados de la mano, vos tan chiquito, mirándome y sonriendo. Y fue en ese momento en el que me dije: vos vas a poder alcanzar y derribar todos esos “no” y “nunca” y vas a superar todos los pronósticos y les vas a poner la tapa a muchos. Yo no te voy a soltar nunca la mano y entre los dos lo vamos a lograr.
Y así fue y vivo cada día de mi vida para que los sigas alcanzando.
Sin necesitarlo. Lo deseo y lo espero sin necesitarlo. Cosa que me costó mucho procesar, asimilar y convertir en nuestro lema de lucha. Porque me di cuenta que son tus tiempos, no los míos, acá no cuenta mi ansiedad, sino el saber esperarte, respetarte.
Fue así como un día pude presenciar el milagro de que me dijeras “mamá” por primera vez, o el día en que finalmente te largaste a hablar como un loro. El día en q me pudiste empezar a contar con tus propias palabras las cosas que sentías, dónde te dolía, si estabas triste o feliz o preocupado.
El día en que pude verte disfrutar de jugar con otros nenes de tu edad.
El día en que terminaste el jardín siendo abanderado. El día que empezaste y terminaste primer grado sabiendo leer y escribir, sumar y restar y tu primer día de segundo grado, feliz de reencontrarte con todos tus amigos, feliz de estar en tu escuela.
Cada día aprendés y me soprendés con algo nuevo.
También tenemos nuestros momentos en los que todo parece estancarse e ir para atrás. Pero como te dije: aprendí a esperarte, a saber que cuando sea el momento indicado me lo vas a hacer saber y me vas a deslumbrar con algo maravilloso. Y es así, siempre sucede. Yo te espero y todo llega. Yo creo en vos.
Me siento bendecida de ser tu mamá, de que Dios me haya elegido a mi para cuidarte y amarte. Me encanta decir que soy una mamá especial, pero solo porque vos me hacés sentir especial cada dia de mi vida. Porque
el amor que me brindás es el más puro y el más auténtico que alguien pueda dar.
Como siempre te digo Valen: sos mi mayor desafío, pero también mi mayor satisfacción.
Ojalá toda la gente que te conoce, que te trata y que es parte de tu vida, pudiera ver las cosas hermosas que yo veo en vos: tu alegría, tu simpleza, la transparencia de tus ojos y lo enorme que es tu corazón, un corazón que no tiene maldad, no tiene prejuicios, un corazón lleno de amor que se brinda a todo aquél que se acerca a vos. Yo creo q sí, que sí lo ven, y si no lo hacen, pobre de ellos, lo que se pierden, porque… tenés tanto para enseñarles.
Muchos se preguntarán al leer esto (hablo de la gente que no tiene alguien con autismo en su familia), ¿qué tiene de bueno tener un niño especial?, bueno, déjenme decirles que muchísimo.
En mi caso, mi hijo me enseñó a ver la vida de otra manera, a amar incondicionalmente, a disfrutar de las pequeñas cosas, cosas que quizás para otros padres de niños “neurotípicos” resultarían esperables, para mi nunca lo fueron, y presenciar el momento en que mi hijo lograba esas cosas era (y es) como presenciar un milagro y eso, eso no tiene precio. Me enseña cada día que se puede, que con lucha, constancia y amor todo se puede alcanzar.
Jamás mejor elegido su nombre, como un presagio de lo que vendría años más tarde. Mi valiente Valentín, como lo llamaba desde que estaba adentro mío. Y dio cátedra de ese modo de llamarlo. Porque ninguna palabra te define mejor que esa: Valiente.
Siempre con una sonrisa, siempre despertándose feliz, yendo a cada terapia contento, con ganas de superarse dia a dia.
Es mi mayor maestro en los días en los que la suerte no está de mi lado y quiero mandar todo lo más lejos posible. Él me mira con esos ojazos negros y esa sonrisa tan hermosa y me enseña lo lindo que es vivir y el tiempo que uno pierde quejándose de todo.
Siempre saludando a todos con una sonrisa, a cada persona de su escuela, a sus amigos, a los nenes de otros grados, a los padres de esos nenes, a los vecinos del edificio, a cada portero de la cuadra, al colectivero de
cada línea en la que nos subimos para llegar a sus terapias, hasta al linyera de la esquina. No hace más que enseñarme a ser mejor persona cada dia de mi vida.
¿Por qué este 2 de abril debemos hablar de autismo?: Porque hay muchos Valentines en nuestra sociedad. Que no son escuchados, que no son respetados, a los que no se les brinda las herramientas necesarias para integrarse a la misma. Somos sus padres las voces de ellos, los q salimos cada dia a derribar barreras, a pelearnos con las obras sociales, con los colegios que no los aceptan, con aquellos que los discriminan por maldad y muchas veces por falta de información, por pura ignorancia. Con información se pueden lograr tantas cosas. Desde una detección temprana, hasta hundir esa ignorancia por la cual muchos los tildan de “nenes problemáticos” o “nenes caprichosos” .
“Acércate a mi mundo” leí una vez. “Puedo enseñarte muchas cosas”
El autismo es solo otra manera de ver el mundo, solo eso. No hay que temerle, no hay que ignorar a quien lo padece, no hay que huirle, solo informarse. Y acercarse. “Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos “
Sigamos hablando de Autismo.
Este 2 de abril, te invito a vestir una prenda o usar un accesorio de color azul.
A acercarte a alguna esquina (va a haber muchas) en la que estemos los padres de niños con este síndrome, repartiendo volantes y globos (nosotros estaremos en la esquina de Cabildo y Juramento a la tarde) y sumarte.
A mi hijo: TE AMO CON EL ALMA, GRACIAS POR ENSEÑARME TANTO, GRACIAS POR EL AMOR QUE ME BRINDÁS CADA DIA. POR SIEMPRE A TU LADO VALEN, MAMÁ.